Yineyri Castillo Arias- Estudiante de Derecho PUCPR
Sé que quizás algunos ya se olvidaron de Alexa, pero el estrujón que le ha dado a mi corazón no me permite dejarlo pasar como un tema más de las Redes Sociales. Aun se me hace inconcebible el hecho de que los “jueces” de Facebook sentenciaron a un individuo a muerte en Puerto Rico donde legalmente no existe tal pena. Cómo es posible que la discriminación sea tan viral y llegue al punto de llevar a personas a cometer una injusticia.
No acepto que me den excusas baratas sobre la justicia de la calle, la que llega cuando la Policía no hace su trabajo. Porque los que mataron a Alexa, desconocen por completo el significado de la palabra justicia. Leí muchas publicaciones en Facebook el día que le quitaran la vida que decían “un pedófilo menos” y “ya no molestará a nadie”. Será que esas personas no saben que matar a alguien porque cometió o en este caso, se creyó que cometió un delito, convierte al que lo hace en un criminal, en un asesino.
¿Quién les dio el poder a las personas que le dispararon a Alexa para quitarle la vida? Indirectamente se lo dio todo aquel que difundió la historia de Alexa y añadió más discrimen. La gente se asustó por la estatura de Alexa, por el espejo que siempre utilizaba y por su vestimenta. No se por qué, le afecta tanto la diversidad a la gran mayoría de las personas de este país.
Fue triste el hecho de que luego de la muerte de Alexa, saliera información que daban detalles más humanos sobre su persona. Los mensajes que dejaba en los espejos de los baños de cada Fastfood que visitaba. Mensajes que invitaban al que lo leía a reflexionar. Pero ¿Por qué después de muerta? La triste realidad es que algunas personas, hoy en día tienen miedo de demostrar empatía hacia los demás, pero no existe pudor alguno cuando se trata de mostrar y fomentar el odio, la burla y el discrimen hacia las personas que son diferentes.
Duele saber que lo sucedido con Alexa, quedará impune. Alguien que me diga si es que piensa que su vida vale menos que la vida de los demás. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que era mujer transgénero, pobre y negra? Quiero pensar que no.
Tengo miedo de que un día alguien comparta en Facebook o cualquier Red Social, una información falsa sobre un ser querido y que de eso dependa su vida. Con las vueltas que da el mundo, quizás mañana Alexa puede ser tu padre, tu hermano o tu hijo. Hoy les invito a reflexionar las siguientes preguntas; ¿Qué es lo que estamos fomentando en las Redes Sociales? ¿Por qué compartimos la desinformación? ¿Qué sociedad queremos dejarles a nuestros hijos?
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