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Writer's picturePeriódico Jurídico

Redes Sociales en Temas Jurídicos, ¿fuente de información o desinformación?

Beverly Joan Marie Chaparro González- Estudiante de Derecho PUCPR


Como sociedad, en los pasados meses hemos estado enfrentando una de las mayores crisis en el Siglo XXI. Debido al cambio drástico que enfrentó la rutina diaria de cada uno de los individuos, tuvimos que adaptarnos y acercarnos a aquello que estaba más accesible en medio de la pandemia; el internet. Por años se ha cuestionado la fiabilidad de la información que circula en las redes y, en medio de la cuarentena, no fue la excepción. Es meritorio que se resalte la vasta audiencia que tuvo cada una de las noticias que circularon en los pasados meses, en especial los jóvenes. Como parte de las noticias que acapararon grandes publicaciones está la aprobación de un nuevo Código Civil.

El primero de junio del 2020 fue un día que marcó la historia de Puerto Rico. Por décadas se había esperado la aprobación de un nuevo Código Civil y la tarde del primero de junio nos concedió lo más anhelado. Aunque para muchos, significaba un gran avance, las redes sociales se convirtieron en un foro de crítica y opinión pública. El primer reto al que se enfrentó el Código Civil del 2020 fue que en las redes sociales circularon proyectos legislativos anteriores y no el que verdaderamente se aprobó. Esto dio paso a las fuertes críticas por parte de aquella vasta audiencia que circulaba en ese entonces. Y si bien hay que resaltar la intriga y el deseo de conocimiento de aquellos jóvenes por conocer el proyecto que se había aprobado, se convirtieron en aquello que muchas veces criticaron; creer todo lo que leen en el internet.

El tema del nuevo Código Civil se convirtió en tendencia a los pocos minutos de que se aprobó y lo que podía ser un espacio para educar a la población se convirtió en una guerra de artículos que no estaban vigentes ni contemplados en ese proyecto legislativo aprobado. Quedaba claro que en la información que circulaba en las redes, los más afectados eran la comunidad LGBTTQ+ dado que la mayoría de los artículos que se criticaban en las redes afectaban directamente a esta comunidad. Esto llevó a que se formara un caos cibernético en el que se cuestionaba una y otra vez el “supuesto” código aprobado. En el proceso, gran parte de la audiencia de las redes fue víctima de publicaciones erróneas, lo que hizo que la fiabilidad de estas disminuyera casi en su totalidad. En ese momento, todos se convirtieron en juristas opinando acerca de un código que no existía. Esto nos lleva a replantearnos la importancia de leer y cerciorarse de que lo que compartimos o publicamos es fidedigno. Ese fue el momento en el que un tema jurídico fue víctima nuevamente de las redes sociales; el foro más visitado debido a la cuarentena.

El método más accesible para impactar a una masa son las redes sociales. Era el espacio perfecto para que se tocaran temas jurídicos como la aprobación de un nuevo código y en qué consistía el mismo. Por el contrario, el espacio se convirtió en uno para resaltar el supuesto lenguaje arcaico del código, lo discriminatorio que podían resultar sus artículos y el hecho de que este no respondía a los problemas sociales que verdaderamente aquejaba nuestra sociedad. Esto nos lleva a cuestionarnos si en realidad las redes sociales son aliadas a la hora de tocar temas tan importantes como lo fue este o no. La realidad es que es meritorio que nos eduquemos como sociedad. No porque las leyes no sean tema de importancia para ciertas personas, significa que no se deban informar al respecto. En ese momento, resultó mucho más difícil atacar la desinformación que dejarla pasar por alto.

Cada individuo tuvo un rol en esa crisis de las redes sociales la tarde del primero de junio. “Los jueces de las redes sociales” fueron los que promovieron la desinformación y el caos de un código que, aunque no el esperado por muchos, no era tan erróneo como el que circulaba. Es necesario que destaque que no estoy adoptando una postura en lo que concierne al nuevo Código Civil, solo estoy resaltando el rol que tuvieron las redes sociales en dicho tema. Como deberíamos cuestionarnos cada uno de nosotros. Curioso que el mismo foro que desinformó un tema tan importante, luego se convirtió en el foro principal para informar y educar al respecto. Lo que nos abre el camino para que todos podamos decir “redes sociales en temas jurídicos, ¿fuente de información o desinformación?” Que cada cual responda a base de su juicio.


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